Arranca el proyecto de queso embutido de Teruel con jamón de Calamocha
Cuando un centro se plantea poner en marcha un proyecto de innovación tiene en cuenta, en primer lugar, qué aportará a los alumnos que participen en él. ¿Servirá para afianzar conocimientos? ¿Les proporcionará una visión más realista de cómo se trabaja en el sector? ¿Actuará como un elemento motivador? Todas estas preguntas son la base de cualquier proyecto que pretenda introducirse en el aula. En nuestro caso, no nos quedamos solo en estas cuestiones, hemos ido un paso más allá.
La industria alimentaria genera grandes cantidades de productos saludables e inocuos que, aunque conservan sus propiedades organolépticas intactas, son desechados por no ser visualmente atractivos al consumidor. En la industria quesera y en la industria del jamón curado las principales deficiencias son malformaciones, rajas en la superficie, coloraciones anormales, exceso de maduración, etc. La gestión de estos productos supone grandes pérdidas económicas, no solo por el producto en sí, sino por la inversión que supone intentar aprovecharlos reconvirtiéndolos en otros productos como, por ejemplo, queso rallado o queso fundido.
Nuestro proyecto ha tenido en cuenta, no solo las preguntas referentes a las ventajas para el alumnado, sino los posibles beneficios que puede aportar a estas dos industrias el aprovechamiento de estos subproductos para la elaboración de un alimento innovador, atractivo para el consumidor, y cuyo desarrollo supone un coste mínimo. Estamos hablando de la elaboración de un queso embutido de Teruel con jamón de Calamocha.
El desarrollo de un proyecto de este tipo, que pretende resolver un problema real del sector alimentario, debe contar con la ayuda de empresas que aporten las materias primas y sus instalaciones para garantizar que el producto resultante sea viable y sea posible su fabricación, al menos, a cierta escala. En nuestro caso, contamos con la colaboración de dos empresas: El Calamochino, que aporta el jamón y en cuyas instalaciones se elaborará el producto, y Santa Eulalia Ganadera, que nos proporcionará el queso.
En una primera fase se ha visitado ambas empresas para conocer de primera mano los problemas que supone la gestión de los subproductos, ver las instalaciones y la maquinaria que utilizaremos una vez el prototipo se haya elaborado y ultimar los detalles del suministro de las materias primas.
Primera fase de diagnóstico completada con éxito, estamos listos para empezar con las pruebas.
